Un nuevo estudio presentado en la conferencia anual de la Reserva Federal de Kansas City en Jackson Hole cuestiona la percepción de los bonos del Tesoro de Estados Unidos como los activos más seguros a nivel mundial. Durante y después de la pandemia de covid-19, estos bonos han mostrado un comportamiento que sugiere que no son muy distintos de la deuda emitida por países como Alemania o Reino Unido, e incluso por grandes corporaciones.
El análisis, realizado por Roberto Gómez-Cram de la Universidad de Nueva York, Howard Kung de la London Business School y Hanno Lustig de la Universidad de Stanford, revela que durante el confinamiento en 2020, los inversores no se refugiaron en los bonos del Tesoro como en crisis anteriores. En cambio, los rendimientos de estos bonos se dispararon junto con los de otras deudas soberanas, desafiando la idea de que los bonos del Tesoro son inmunes a las perturbaciones del mercado.
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Los investigadores sugieren que la reacción del mercado a los estímulos fiscales y la respuesta de la Reserva Federal, que compró bonos para estabilizar el mercado, podrían haber creado distorsiones que afectan a las finanzas públicas. Este hallazgo pone en duda la eficacia y las implicaciones de las políticas de compra de activos a gran escala en tiempos de crisis.