La inteligencia artificial está presente en la medicina para los ancianos, un campo en el que su potencial es enorme. Pero si no se regula, puede perpetuar la discriminación por edad y socavar la atención que se da a este colectivo, advierte la agencia sanitaria mundial, que presenta una serie de políticas para minimizar esos riesgos.
El potencial de la inteligencia artificial en el campo de la medicina para las personas mayores es incalculable, ya que no sólo puede ayudar a mejorar su salud, sino que puede tener un gran impacto positivo en su bienestar general. Sin embargo, por su diseño, implementación y uso, esas tecnologías conllevan el riesgo de replicar la discriminación por edad que existe en las sociedades y minar la calidad de la atención médica y social que recibe ese grupo poblacional.
Con el objetivo de reducir o eliminar ese peligro, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó este miércoles una serie de políticas que incluye medidas legales, no legales y técnicas englobadas en ocho puntos.
La OMS destacó la capacidad de la inteligencia artificial para predecir riesgos de salud, permitir el desarrollo de medicamentos y ayudar a personalizar la gestión de la atención sanitaria, entre otros.