Durante la presentación de su último paquete de reformas constitucionales desde el Recinto Parlamentario de Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador delineó una serie de cambios destinados a modificar profundamente el marco legal y social de México.
Con el objetivo de devolver la grandeza a la Constitución de 1917, López Obrador destacó la necesidad de estas reformas para proteger los logros de su gobierno y asegurar que, en el futuro, cualquier intento de revertir estos cambios por administraciones subsiguientes sea considerablemente difícil.
El presidente subrayó que estas propuestas representan un desvío significativo de las políticas neoliberales anteriores, que según él, no buscaban beneficiar al pueblo mexicano sino favorecer el despojo y la corrupción.
Entre las reformas, se incluyen cambios en el sistema de pensiones, la administración pública, la seguridad, el sector energético, y el Poder Judicial, todos con el fin de reforzar la dignidad, el humanismo y la grandeza de la Constitución.
Entre las propuestas más destacadas se encuentran el reconocimiento de los pueblos y comunidades indígenas como sujetos de derecho público, el aumento del monto de la pensión para adultos mayores, becas para estudiantes de familias pobres, atención médica gratuita para todos los mexicanos, y la prohibición del maltrato animal.
También propone cambios significativos en el ámbito electoral, como la reducción en el número de diputados y senadores y la elección directa de jueces y magistrados por el pueblo.
López Obrador expresó su deseo de que estas reformas marquen un antes y un después en la historia de México, garantizando un futuro en el que prevalezca la justicia social. El camino hacia la aprobación de estas reformas no será sencillo, dada la necesidad de alcanzar una mayoría calificada en el Congreso, así como el apoyo de la mayoría de los congresos locales.