Los avances recientes en la robótica han permitido la creación de robots con piel artificial similar a la humana, conocida como «bio-piel» o «e-skin». Esta tecnología está diseñada para imitar las capacidades sensoriales y la flexibilidad de la piel humana, permitiendo a los robots realizar tareas que requieren un sentido táctil preciso.
Un desarrollo notable proviene de investigadores en China y Singapur, quienes han creado una piel electrónica tridimensional llamada 3DAE-Skin.
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Esta piel utiliza una construcción multicapa con sensores integrados que pueden detectar diferentes tipos de fuerzas, similar a la piel humana. La 3DAE-Skin puede sentir presión, temperatura y estiramiento, lo que permite a los robots distinguir entre diversas texturas y condiciones, como determinar la madurez de frutas o la frescura de productos horneados.