Según las proyecciones más recientes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), México verá un cambio significativo en su dinámica poblacional a partir de 2051, cuando se espera que el crecimiento poblacional se detenga y posteriormente comience a disminuir. Este cambio estará acompañado por un envejecimiento poblacional y desafíos para la fuerza laboral, lo que señala la necesidad urgente de políticas públicas enfocadas en la inclusión laboral y la igualdad de género.
El informe del Observatorio Demográfico de la CEPAL indica que después de décadas de rápido descenso en las tasas de fecundidad y mortalidad, América Latina, y México en particular, experimentará un decrecimiento poblacional. Para México, se prevé que el último año de crecimiento poblacional será en 2051 con una tasa de 0.3 por ciento. A partir de 2052, la variación en la población se estancará, seguido por un decrecimiento anual que se intensificará hasta el fin del siglo.
El Banco Mundial ya había señalado anteriormente el envejecimiento acelerado de la población mexicana como un riesgo, destacando las dificultades que enfrentará el país para reemplazar su población. En 2050, la mayoría de los mexicanos tendrá entre 50 y 64 años, lo que destaca la importancia de diseñar nuevas políticas para gestionar la migración y el envejecimiento poblacional.
Este declive en el crecimiento poblacional coincide con predicciones de una reducción en la proporción de la fuerza laboral en comparación con la población total. La CEPAL proyecta que, aunque la participación de la mujer en el mercado laboral continuará aumentando, alcanzando un 73% en 2050, todavía habrá una brecha de género significativa.
Entre 2000 y 2010, la fuerza laboral de América Latina creció en promedio unos 5.6 millones de personas por año. Sin embargo, se espera que esta cifra disminuya a 1.5 millones de personas por año para el período 2040-2050, lo que plantea un desafío considerable para los mercados laborales de la región.
La CEPAL enfatiza la necesidad de implementar políticas públicas que profundicen la inclusión laboral y promuevan la igualdad de género, para enfrentar los desafíos que surgen de estos cambios demográficos y laborales. La adaptación a estas tendencias será crucial para el desarrollo sostenible de México y de toda la región latinoamericana.