El gasto en alimentos procesados y ultraprocesados ha aumentado significativamente en los últimos años, reflejando una tendencia preocupante para la salud pública. Este incremento está asociado con varios factores, incluidos los hábitos de consumo y la accesibilidad económica de estos productos.
Los alimentos ultraprocesados suelen ser más baratos, convenientes y duraderos, lo que los hace atractivos para los consumidores.
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Los estudios han mostrado que una alta ingesta de estos alimentos está relacionada con varios problemas de salud, como obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Además, los alimentos ultraprocesados tienden a ser densos en energía pero pobres en nutrientes esenciales, como fibras y proteínas, y suelen contener altos niveles de azúcares, sal y grasas saturadas