Al cierre de julio, las finanzas públicas de México se mantuvieron sólidas, con balances presupuestarios en línea con las metas fiscales y una deuda sostenible, lo que refleja una administración prudente.
Entre enero y julio, los ingresos tributarios aumentaron 6.1% real anual, impulsados principalmente por la recaudación del IVA, el impuesto a las importaciones y el IEPS de combustibles, lo que refuerza la capacidad del gobierno para financiar el gasto público sin aumentar la deuda.
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La inversión en infraestructura acumulada a julio creció 19.3% real anual, el mayor aumento desde 2014, fortaleciendo la capacidad productiva y promoviendo el desarrollo regional. Paralelamente, el gasto en desarrollo social aumentó 10.5% real anual, apoyando los esfuerzos para consolidar un estado de bienestar.
México mantiene su grado de inversión con las ocho principales agencias calificadoras. En julio, Fitch reafirmó la calificación de la deuda pública con una perspectiva estable, reflejando la confianza en la solidez económica del país, así como en su capacidad para cumplir con las obligaciones financieras.