Pekín, 9 de abril de 2025.– La guerra comercial entre Estados Unidos y China entró en una nueva fase este miércoles, luego de que el gobierno de Pekín anunciara un aumento en los gravámenes a productos estadounidenses hasta alcanzar un 84%, en respuesta directa a los nuevos aranceles impuestos por la administración del presidente Donald Trump, que este año ya suman más del 104% sobre bienes chinos.
La medida, informada por el Ministerio de Finanzas chino, también incluyó restricciones a 18 empresas estadounidenses, en su mayoría del sector defensa, las cuales se suman a una lista de aproximadamente 60 compañías previamente sancionadas desde el inicio de la nueva ronda de tensiones.
“La escalada de aranceles de Estados Unidos a China es un error sobre otro error, que vulnera gravemente los derechos e intereses legítimos de China y socava el sistema multilateral de comercio basado en reglas”, advirtió la dependencia en un comunicado oficial.
El enfrentamiento se intensificó después de que Trump cumpliera su amenaza de imponer un arancel adicional del 50% si China no retiraba sus propios gravámenes de represalia. Pekín, a su vez, respondió con otro incremento del 50%, que se suma al 34% previamente anunciado, elevando el total al 84% para productos estadounidenses.
En paralelo, China publicó un libro blanco sobre la relación comercial con EE.UU., en el que defendió su política exterior e industrial y calificó el desequilibrio comercial como un fenómeno “inevitable” debido a las estructuras económicas de ambas naciones.
“China no persigue de manera deliberada un superávit comercial. El desequilibrio es resultado de las ventajas comparativas y de la división internacional del trabajo”, explicó el informe, emitido por la Oficina de Información del Consejo de Estado.
Según cifras del Censo de Estados Unidos, el superávit comercial de China con ese país alcanzó los 295,400 millones de dólares en 2024, un aumento respecto a los 279,100 millones de dólares en 2023. La brecha alcanzó su punto más alto en 2018, con 418 mil millones de dólares, precisamente cuando Trump lanzó su primera ofensiva arancelaria contra Pekín durante su primer mandato.
El informe también acusa a Washington de intensificar la presión económica y promover «falsas narrativas» sobre temas sensibles como los derechos humanos, Hong Kong, Taiwán, Xinjiang y la pandemia.
El Ministerio de Comercio chino aseguró que el país asiático está preparado para una “guerra económica de desgaste”, con miras a diversificar sus mercados hacia Asia, Europa y otras regiones, aunque reconoce que ningún mercado tiene la magnitud del estadounidense.
“Si Estados Unidos insiste en aumentar las restricciones comerciales, China tiene tanto la determinación como los medios para responder con fuerza, y lo hará”, afirmó un portavoz ministerial.
“No hay ganadores en una guerra comercial. China no quiere una, pero el gobierno nunca permitirá que los derechos e intereses legítimos del pueblo chino sean perjudicados o arrebatados”, concluyó.