Acapulco, México – Casi seis meses después del paso del huracán Otis, Acapulco presenta un panorama de recuperación y esperanza. La emblemática Costera Miguel Alemán ha sido testigo tanto de la devastación como de la notable resiliencia de la comunidad local. Mientras que en Pie de la Cuesta se respira un aire de renovación, en la Zona Diamante los daños aún son palpables, con edificios de lujo severamente afectados.
Esta recuperación cobra especial relevancia en el contexto del Tianguis Turístico y la 87 Convención Bancaria, eventos cruciales para el turismo y el sector financiero de América Latina, que atraen a aproximadamente 6,000 visitantes al puerto, ofreciendo una oportunidad vital para la economía local.
Los habitantes de Acapulco, como Nelly Cienfuegos, Iván Román y Cristóbal Rojas, agradecen el apoyo gubernamental dirigido no solo a empresarios sino también a las comunidades más afectadas, reconociendo un cambio positivo gracias a la intervención del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Estos recursos han sido fundamentales para superar el desafío, no solo físico sino también económico, dejado por Otis.
Sin embargo, en la Zona Diamante, el contraste es notable. Las modernas estructuras, mayormente en ruinas, ofrecen un recordatorio de la fuerza del huracán. Jordi, un joven dedicado a la compra de fierro, refleja la capacidad de adaptación de los acapulqueños frente a la adversidad. Las construcciones más antiguas, hechas de concreto, resistieron mejor, sugiriendo que el ahorro en construcción no siempre es la mejor estrategia.
La presencia de la Guardia Nacional y del Ejército, patrullando las calles con vigilancia constante, es un símbolo de seguridad y estabilidad en la recuperación del puerto.
Nelly Mejía Cienfuegos, propietaria del hotel y restaurante Rocío y presidenta de la Asociación de Hoteleros de Pie de la Cuesta, comparte una historia de proactividad y determinación. Tras el paso de Otis, la comunidad no se quedó esperando ayuda gubernamental, sino que trabajaron arduamente para reconstruir y limpiar. A pesar de ello, los apoyos financieros proporcionados por la Secretaría de Economía han sido un alivio bienvenido, facilitando el proceso de recuperación.
Este espíritu de resilencia y autogestión caracteriza la respuesta de Acapulco ante la adversidad, marcando un antes y un después en la historia de la ciudad, donde la solidaridad, el trabajo comunitario y el apoyo gubernamental convergen para superar las secuelas del huracán Otis y mirar hacia un futuro prometedor.