En una jornada electoral sin precedentes en el País Vasco, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y la coalición de izquierda separatista EH-Bildu alcanzaron un empate histórico, obteniendo cada uno 27 escaños en el Parlamento regional. Este resultado sitúa al Partido Socialista de Euskadi (PSE) en una posición decisiva, capaz de inclinar la balanza del poder, tras asegurar su apoyo al PNV durante la campaña.
Con una participación del 62.5%, casi siete de cada diez votantes apoyaron a partidos pro-secesión, destacando un fuerte sentimiento nacionalista entre la población. Los resultados del Parlamento vasco se distribuyen de la siguiente manera: PNV y EH-Bildu con 27 escaños cada uno, PSE con 12, Partido Popular con 7, y un escaño para Sumar y otro para Vox.
El crecimiento más significativo se observó en EH-Bildu, que ganó 6 escaños adicionales y casi 100 mil votos más respecto a las elecciones de 2020, posicionándose firmemente en el centro del panorama político vasco. Pello Otxandiano, candidato de EH-Bildu, resaltó este cambio como un momento histórico que demanda un avance en la soberanía vasca.
Sin embargo, la campaña se vio afectada por acusaciones desde el gobierno central en Madrid, vinculando a EH-Bildu con la extinta ETA, lo que posiblemente frenó su ímpetu electoral inicial. A pesar de esto, Otxandiano celebró el resultado como un mandato claro hacia la independencia.
Imanol Pradales del PNV, por su parte, está posicionado para ser el próximo presidente autonómico, gracias al respaldo continuado del PSE, que se espera exija concesiones significativas en un nuevo pacto de gobierno.
La izquierda no independentista sufrió grandes pérdidas, especialmente Podemos, que no logró obtener representación parlamentaria. Sumar, por otro lado, consiguió un escaño por primera vez. La presencia de Vox se mantuvo estable con un escaño, evidenciando su apoyo continuo en Álava.
Las negociaciones para formar gobierno comenzarán esta semana, pero el panorama sugiere una probable continuidad de la actual coalición PNV-PSE, asegurando así estabilidad tanto en el País Vasco como en el apoyo del PNV a las políticas del gobierno central en Madrid.