La invasión ucraniana en la región rusa de Kursk, que sorprendió al mundo hace dos semanas, ha alcanzado un punto muerto. Con la llegada de refuerzos rusos desde frentes en Ucrania, el avance ucraniano se ha ralentizado, logrando apenas uno o dos kilómetros por día. Mientras tanto, Rusia sigue su ofensiva en Donietsk y Lugansk, también con lentitud pero sin detenerse.
Después de doce días de combate, tanto Rusia como Ucrania están preparando sus defensas para lo que podría ser una prolongada confrontación. Rusia ha comenzado a cavar trincheras a 45 kilómetros de la frontera, mientras que las fuerzas ucranianas intentan desbaratar la logística rusa, volando puentes estratégicos en la región.
Leer más… Rusia anuncia evacuación en Bélgorod ante incursión ucraniana
El futuro de este conflicto es incierto. Si Rusia no moviliza entre 30 y 40 mil soldados adicionales, lo cual sería necesario para expulsar a las fuerzas ucranianas de Kursk, podría enfrentar una situación prolongada de ocupación. Sin embargo, los expertos dudan de que el Kremlin esté dispuesto a devastar su propio territorio en un esfuerzo por retomar la región, a pesar de que los éxitos en Ucrania podrían aliviar la presión política interna.