El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), ha marcado un punto de inflexión en la historia económica reciente del país, declarando el fin de cuatro décadas de políticas económicas dictadas por organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Esta afirmación refleja un deseo profundo de autonomía y un esfuerzo por diseñar políticas económicas que respondan directamente a las necesidades nacionales, más que a las directrices externas.
Durante el último medio siglo, la economía de América Latina, y específicamente la de México, ha estado fuertemente influenciada por las condiciones y recomendaciones de instituciones financieras internacionales. Estas recomendaciones a menudo venían acompañadas de reformas estructurales en áreas clave como la energía, la fiscalidad y la seguridad social, que, según AMLO, no solo fallaron en abordar problemas fundamentales como la corrupción sino que también resultaron perjudiciales para la economía nacional.
La declaración de AMLO de que México ya no está bajo la sombra del FMI subraya un cambio significativo en la gestión de la economía mexicana. Al adoptar un enfoque más independiente, el gobierno actual pretende fomentar una economía que beneficie más directamente a sus ciudadanos, mejorando el empleo, los salarios, y manteniendo bajo control la inflación, al tiempo que atrae inversión extranjera.
Este cambio de paradigma se refleja en el manejo de la deuda pública de México, que se ha mantenido estable en torno al 43% del PIB, retornando a niveles previos a la pandemia de COVID-19. Este manejo prudente de la deuda es un indicador clave del compromiso del gobierno con una política económica sostenible y autónoma.
Además, la administración de AMLO ha logrado un aumento notable en la recaudación fiscal, acumulando ingresos adicionales por 1.5 billones de pesos en términos nominales durante su mandato. Este incremento en la recaudación es una señal positiva de la robustez de la economía mexicana bajo una política económica más independiente.
Otro aspecto relevante es el apoyo continuo a Pemex, la empresa estatal de petróleo, cuya deuda se ha reducido significativamente durante el gobierno actual. Esta reducción de la deuda, junto con las reducciones de impuestos para Pemex, enfatiza la importancia de la empresa como un activo estratégico nacional y refleja el enfoque del gobierno en fortalecer las entidades nacionales frente a los desafíos económicos globales.
La visión de AMLO representa una apuesta por la soberanía económica de México, intentando romper con décadas de dependencia de las políticas dictadas por organismos internacionales. Mientras que este enfoque ha sido recibido con escepticismo por algunos actores globales, como las empresas calificadoras de deuda, los resultados mencionados por el presidente sugieren una trayectoria positiva hacia una economía más resiliente y autónoma. Este enfoque hacia la independencia económica es un experimento audaz cuyos resultados finales aún están por verse, pero que sin duda redefine la relación de México con el escenario económico global.