En su conferencia matutina en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador defendió firmemente su propuesta de reforma constitucional que busca incorporar la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). La iniciativa, presentada el pasado 5 de febrero, ha generado un intenso debate sobre la «militarización» del país, según críticos y sectores de la oposición.
El mandatario criticó los argumentos de la oposición, destacando la necesidad de preservar la integridad de la Guardia Nacional, una institución que, según mencionó, goza de un 75% de aceptación entre la población y cuenta con 133,000 elementos en sus filas. La preocupación principal de López Obrador es evitar que esta corporación se corrompa, como sucedió con la Policía Federal, que quedó «al garete» y bajo influencias negativas, incluida la de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón, actualmente encarcelado en Estados Unidos por vínculos con el crimen organizado.
El presidente recordó la trayectoria de García Luna desde sus inicios en el Cisen durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, criticando la falta de experiencia, convicciones y principios en su carrera. AMLO subrayó la importancia de contar con principios e ideales para resistir las tentaciones del poder, argumentando que la ausencia de estos valores puede llevar a individuos ambiciosos y dañinos a posiciones de gran poder.
La insistencia del presidente en incorporar la Guardia Nacional a la Sedena responde a un esfuerzo por proteger a la institución de la corrupción y garantizar su eficacia en la protección de los ciudadanos mexicanos. Esta medida busca asegurar que la Guardia Nacional se mantenga como una fuerza confiable y respetada, alejada de los errores y corrupciones del pasado.