Investigadores de la Universidad de Lund, Suecia, han descubierto que los vikingos y los inuits del Ártico americano probablemente se encontraban y comerciaban marfil en Groenlandia siglos antes de que Cristóbal Colón llegara a América. Un análisis de ADN de morsas antiguas ha permitido rastrear las rutas comerciales utilizadas por los vikingos, quienes desempeñaron un papel clave en la distribución de marfil en Europa durante la época medieval.
El estudio revela que gran parte del marfil exportado por los nórdicos provenía de zonas de caza muy remotas en el Alto Ártico, más allá de sus asentamientos habituales en Groenlandia. Los investigadores utilizaron perfiles genéticos para reconstruir el origen de los materiales comercializados, lo que desafía las creencias previas de que los vikingos solo cazaban cerca de sus asentamientos.
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La investigación también plantea preguntas sobre las habilidades marítimas de los vikingos, ya que debían navegar en aguas peligrosas del Ártico para acceder a esas zonas. Se realizaron experimentos con barcos tradicionales para recrear las rutas de navegación y demostrar que era posible realizar estos viajes en una ventana estacional limitada.
Finalmente, se concluye que los terrenos del Alto Ártico no estaban deshabitados, sino ocupados por inuits thules y otros pueblos indígenas. Esto proporciona evidencia de encuentros tempranos entre los vikingos y los pueblos indígenas del Ártico, reforzando la hipótesis de intercambios interculturales mucho antes de la llegada de los europeos al continente americano.