El robocalling es una práctica en la que se utilizan sistemas automatizados para realizar llamadas telefónicas masivas a personas, generalmente con fines publicitarios, políticos o fraudulentos. Estas llamadas suelen ser pregrabadas y se envían a miles o incluso millones de destinatarios de manera simultánea, sin la necesidad de intervención humana directa.
Los robocalls pueden variar en su contenido y propósito. En algunos casos, son legítimos y se utilizan, por ejemplo, para notificar a los usuarios sobre citas médicas, emergencias, o recordatorios importantes. Sin embargo, una gran cantidad de robocalls son considerados intrusivos y molestos, ya que pueden incluir publicidad no deseada, mensajes engañosos o estafas diseñadas para obtener información personal de las víctimas.
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El crecimiento del robocalling ha sido facilitado por el bajo costo de realizar llamadas a través de la tecnología VoIP (Voz sobre Protocolo de Internet), lo que permite a los operadores de estas campañas enviar un gran número de llamadas con facilidad y a un costo mínimo.
En muchos países, las autoridades han implementado regulaciones para limitar y controlar el uso de robocalls, especialmente aquellas que son fraudulentas o que no cuentan con el consentimiento previo del destinatario. A pesar de estos esfuerzos, el robocalling sigue siendo un problema significativo, y se están desarrollando nuevas tecnologías para bloquear o filtrar estas llamadas no deseadas.