Nintendo, conocida por sus icónicas franquicias como Mario y Zelda, ha comenzado a expandir su presencia más allá de las consolas, diversificando su oferta a través de películas, parques temáticos y productos derivados. «Hay un límite en el número de personas en el mundo a las que puede llegar una consola», reconoció en junio Shigeru Miyamoto, creador de Mario Bros, en una reunión con accionistas, subrayando la necesidad de explorar nuevas vías.
Entre los recientes avances en esta estrategia se encuentran la apertura de un museo dedicado a la historia de la empresa en Japón y, próximamente, un espacio inspirado en Donkey Kong dentro del parque Universal Studios de Osaka, que debutará el 11 de diciembre. Además, Nintendo ha incursionado exitosamente en el cine, con el éxito de taquilla de Super Mario Bros. en 2023, y ya trabaja en una secuela para 2026, así como en una película basada en el universo de Zelda.
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Este giro estratégico marca un cambio significativo respecto al enfoque tradicional de Nintendo. Según Florent Gorges, experto en la historia de la compañía, el conservadurismo y la cultura del secreto habían limitado la explotación de sus licencias. La empresa, con sede en Kioto, fue particularmente cautelosa tras la experiencia negativa de la película de Mario en los años 90, que recibió críticas casi unánimes.
Sin embargo, este cambio de enfoque, que comenzó hace una década, ha resultado beneficioso. Nintendo ahora busca conectarse con un público más amplio, aprovechando su rico portafolio de personajes y universos para capturar nuevas audiencias en múltiples plataformas y formatos. Este paso representa una evolución significativa en la forma en que el gigante japonés aborda el entretenimiento global.