El Cuadragésimo período de sesiones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) finalizó hoy en Lima, Perú, con el reconocimiento y adhesión de los Estados miembros y países asociados a las propuestas y recomendaciones presentadas por el organismo para lograr un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible en la región.
Durante el evento de tres días -el más importante de esta comisión regional de las Naciones Unidas, que se realiza cada dos años- la CEPAL entregó a las delegaciones de los 36 países asistentes su visión sobre las trampas que afectan al desarrollo de América Latina y el Caribe, y las transformaciones necesarias para superarlas. En este sentido, el organismo los invitó a repensar, reimaginar y transformar los modelos de desarrollo de la región.
Las propuestas, contenidas en el documento de posición titulado América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo: Transformaciones indispensables y cómo gestionarlas, y su énfasis en los “cómos”, aterrizado en los temas concretos y prácticos de la gobernanza, de las capacidades técnicas, operativas, políticas y prospectivas (TOPP) de las instituciones, de los espacios de diálogo social y de la economía política de las transformaciones, han sido bien recibidas y dan lugar a una conversación no solo muy rica, sino también muy útil y pragmática, indicó el Secretario Ejecutivo del organismo, José Manuel Salazar-Xirinachs, en la clausura del encuentro.
“En nuestro documento de posición partimos de nuestra lectura sobre las tres trampas en que vemos a la región sumida: una de baja capacidad para crecer; otra de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social; y una tercera de bajas capacidades institucionales y gobernanza poco efectiva, así como por los retos del cambio climático y de un patrón de desarrollo ambientalmente no sostenible”, señaló el alto funcionario de las Naciones Unidas.
“En el documento advertimos sobre los peligros de no actuar para salir de estas trampas y cerrar las brechas, peligros que pueden llevarnos a una variedad de escenarios distópicos de estancamiento, mayor degradación ambiental, mayor desigualdad, mayor pobreza, miedo, frustración, polarización y conflictividad”, agregó Salazar-Xirinachs.