Washington, D.C. La guerra comercial global iniciada por el presidente Donald Trump ha comenzado a pasar una factura directa a los ciudadanos estadounidenses. Según estimaciones recientes, dos de cada tres hogares con activos bursátiles —como fondos conjuntos, cuentas de jubilación o inversiones individuales— han visto erosionada su riqueza ante el desplome de los mercados accionarios.
El impacto ha sido especialmente severo en un país donde una alta proporción de la población invierte en bolsa, ya sea de forma directa o a través de fondos de pensiones.
La caída acumulada de los mercados ha provocado la pérdida de más de 8 billones de dólares en valor de capitalización, lo que convierte al arranque del año 2025 en el segundo peor inicio de una administración estadounidense desde 1937, solo superado por la crisis bursátil de 2001 tras el estallido de la burbuja tecnológica.
“Lo que más odian los mercados es la incertidumbre”, advirtió el analista independiente Alexis Milo. “El tema de los aranceles de Trump está golpeando fuertemente a los mercados, y eso sí importa para el estadounidense promedio, que ve cómo se reducen sus ahorros”.
Más allá del impacto esperado en precios e inflación, el efecto inmediato más visible para millones de ciudadanos es el deterioro en sus estados de cuenta de inversión, con minusvalías significativas en sus fondos de pensión o ahorro.
“Quizás lo más grave no es que el estadounidense promedio pague más por un auto o refrigerador, sino que vea cómo disminuye su patrimonio mes a mes”, añadió Milo.
Para Carlos Ponce, socio fundador y director general de SNX, el escenario aún está lejos de estabilizarse. Aunque no se descartan negociaciones posteriores al 2 de abril, fecha en que entran en vigor nuevas tarifas arancelarias, anticipa que la volatilidad podría persistir en los mercados financieros en las próximas semanas.
La reacción de la bolsa y otros activos, junto con la presión que puede generar entre los inversionistas minoristas, podría convertirse en un factor político de peso para la administración Trump, en un contexto donde la economía sigue siendo un eje clave para el electorado.