Washington. Los presidentes Donald Trump, de Estados Unidos, y Xi Jinping, de China, sostuvieron una conversación telefónica este jueves en la que acordaron reanudar las negociaciones bilaterales para resolver las diferencias arancelarias que han impactado la economía global.
De acuerdo con resúmenes divulgados por ambos gobiernos, el diálogo se centró exclusivamente en temas comerciales, dejando fuera asuntos como la guerra en Ucrania, Irán o la seguridad regional.
«Nuestros respectivos equipos se reunirán próximamente en un lugar por determinar», publicó Trump en sus redes sociales, al tiempo que reiteró la complejidad de los productos de tierras raras, un insumo estratégico cuya exportación China ha restringido recientemente.
El gobierno chino, por su parte, expresó que “Estados Unidos debe ser realista respecto al progreso logrado y retirar las medidas negativas impuestas a China”, según un comunicado difundido por la agencia estatal Xinhua.
Ambos líderes se invitaron mutuamente a visitar sus respectivos países en el futuro, lo que representa un gesto diplomático importante en medio de un clima de creciente tensión.
La conversación se produce tras un acuerdo de 90 días, firmado el pasado 12 de mayo, que contempla la reducción temporal de algunos aranceles de tres dígitos impuestos mutuamente. Sin embargo, analistas advierten que la tregua es frágil, pues no resuelve los temas estructurales que han deteriorado la relación bilateral: el modelo económico chino, las tensiones sobre Taiwán y el comercio de fentanilo, entre otros.
Desde su regreso a la presidencia en enero, Trump ha adoptado una política comercial volátil e impredecible, que ha generado incertidumbre entre líderes internacionales y actores del sector privado. La reciente duplicación de los aranceles al acero y aluminio importados a un 50 por ciento es una muestra de ese enfoque.
Mientras tanto, las restricciones impuestas por Pekín a la exportación de minerales críticos continúan afectando cadenas de suministro clave para industrias como la automotriz, la fabricación de semiconductores y la defensa. China considera estas exportaciones una herramienta de presión frente a la administración estadounidense.
Según fuentes chinas, la llamada fue solicitada por el propio Trump. Aún no se ha confirmado cuándo se producirá la próxima reunión entre las delegaciones comerciales, pero los mercados siguen atentos ante posibles efectos en los precios y en las cadenas de suministro globales, especialmente en vísperas de la temporada navideña.