Washington, D.C., 30 de julio de 2025. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este miércoles una orden ejecutiva para imponer aranceles del 50 por ciento a las importaciones provenientes de Brasil, argumentando que las políticas económicas del país sudamericano y el proceso penal contra el ex presidente Jair Bolsonaro representan una emergencia económica para Estados Unidos, con base en una ley de 1977.
La medida se formaliza semanas después de que el mandatario estadounidense advirtiera al presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en una carta fechada el 9 de julio, sobre posibles sanciones comerciales. En ese entonces, la amenaza se sustentaba en desequilibrios comerciales, sin embargo, las cifras del Censo de EE.UU. reportaron un superávit comercial de 6,800 millones de dólares a favor de Estados Unidos en 2024, debilitando ese argumento.
Ahora, la nueva justificación apela a temas de libertad de expresión y persecución política. Un comunicado de la Casa Blanca acusó al sistema judicial brasileño de coaccionar a plataformas digitales y bloquear a sus usuarios, aunque no se identificaron directamente las compañías involucradas, como X (antes Twitter) y Rumble.
Además de los aranceles, el gobierno de Trump anunció sanciones económicas contra Alexandre de Moraes, magistrado del Supremo Tribunal Federal de Brasil, quien supervisa el caso penal contra Bolsonaro. El Departamento del Tesoro señaló al juez de participar en la supresión de la libertad de expresión.
De Moraes lidera la investigación por la que el ex mandatario brasileño enfrenta cargos por presuntamente intentar revertir su derrota electoral en 2022. Bolsonaro es acusado de planear un complot para mantenerse en el poder pese a su pérdida frente a Lula.
El pasado 18 de julio, el Departamento de Estado estadounidense también anunció restricciones de visa para funcionarios judiciales brasileños, entre ellos el propio de Moraes.
Observadores han señalado que Trump mantiene una afinidad política con Bolsonaro, con quien comparte similitudes en sus respectivas crisis postelectorales. Ambos enfrentaron procesos judiciales tras intentar revertir resultados electorales en sus países.
La nueva política exterior de Washington hacia Brasil marca un punto de tensión entre las dos naciones, justo cuando se intensifica el calendario electoral en Estados Unidos y se estrechan los vínculos entre liderazgos conservadores a nivel internacional.