Madrid, agosto de 2025.– El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha ordenado un nuevo plan militar para ocupar la ciudad de Gaza y campamentos de la costa central, lo que implicaría el desplazamiento forzado de más de un millón de palestinos hacia el sur del territorio. La medida, defendida por Israel y Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de la ONU, ha generado una fuerte oposición de otros países miembros y de altos funcionarios de Naciones Unidas, que advierten de una inminente catástrofe humanitaria.
El jefe del Ejército israelí, Eyal Zamir, aceptó la operación a pesar del riesgo que supone para los rehenes en manos de milicias palestinas y del alto costo para sus fuerzas, según medios israelíes.
En la reunión del Consejo de Seguridad, el secretario general adjunto para Europa, Asia Central y las Américas, Miroslav Jenca, advirtió que la ofensiva provocaría “otra calamidad en Gaza, con repercusiones en toda la región y causando más desplazamientos forzados, asesinatos y destrucción”. Por su parte, Ramesh Rajasingham, de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, alertó que la población de la Franja se encuentra en un estado de inanición y “físicamente incapaz” de resistir otro desplazamiento masivo.
La sesión estuvo marcada por fuertes cruces diplomáticos. El representante adjunto de Rusia, Dmitri Polianski, acusó a Israel de engañar al Consejo y de tomar la decisión mientras su canciller “derramaba lágrimas de cocodrilo” por los rehenes. En respuesta, la representante de EE.UU., Dorothy Shea, respaldó la operación y criticó a países del Consejo que, a su juicio, “benefician a Hamás” al no presionarlo.
El embajador israelí ante la ONU, Brett Jonathan Miller, rechazó que se trate de una ocupación permanente y defendió la acción como “la liberación de un régimen terrorista brutal”. En contraste, el observador palestino Riad Mansur calificó el plan de “ilegal e inmoral” y acusó a Israel de buscar “la destrucción del pueblo palestino” para facilitar la anexión de su territorio.
Antes de la reunión, los miembros europeos del Consejo —incluidos Francia y Reino Unido— emitieron una declaración conjunta condenando la decisión del Gobierno israelí. Consideraron que podría violar el derecho internacional humanitario e instaron a revertirla, subrayando que la Autoridad Palestina debe desempeñar “un papel central” en el futuro político de Gaza.
La tensión diplomática se mantiene elevada mientras la comunidad internacional intenta evitar una nueva escalada en el conflicto y sus consecuencias humanitarias.