Estas perspectivas reflejan la necesidad de políticas para reducir la inflación, y hacer frente a las consecuencias del reciente deterioro de las condiciones financieras, la guerra en Ucrania y la creciente fragmentación geoeconómica.
Según el FMI, los políticos tienen un estrecho camino que recorrer para mejorar las perspectivas y minimizar los riesgos:
Los bancos centrales deben mantenerse firmes en su política antiinflacionista más estricta
Los políticos fiscales deben respaldar la actuación de los responsables de la política monetaria y financiera para lograr que la inflación vuelva a su objetivo, manteniendo al mismo tiempo la estabilidad financiera.
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En la mayoría de los casos, los gobiernos deben tratar de mantener una política restrictiva general, proporcionando al mismo tiempo ayudas específicas a quienes más están sufriendo la crisis del coste de la vida.
La Organización prevé que, una vez que las tasas de inflación vuelvan a sus objetivos, los tipos de interés disminuirán hasta alcanzar niveles anteriores a la pandemia.