San José.– Violeta Barrios de Chamorro, la primera mujer elegida presidenta de Nicaragua y del continente americano, falleció la madrugada de este sábado a los 95 años de edad en Costa Rica, informó su familia mediante un comunicado. La exmandataria se encontraba retirada de la vida pública desde hace más de dos décadas, y su muerte fue consecuencia de complicaciones derivadas del Alzheimer y una embolia cerebral sufrida en 2018.
“Doña Violeta”, como era conocida en Nicaragua, asumió la presidencia en 1990 tras vencer a Daniel Ortega en las elecciones, liderando un gobierno de reconciliación nacional luego de años de guerra civil. Su mandato, que se extendió hasta 1997, se caracterizó por el fin del servicio militar obligatorio, la desmovilización de guerrillas y la reducción del Ejército, así como por la apertura del país al libre mercado.
Barrios de Chamorro llegó al poder impulsada por una coalición de 14 partidos políticos conocida como la UNO, que contó con el respaldo de Washington. En sus memorias Sueños del corazón, relató cómo enfrentó los desafíos de gobernar un país polarizado y en bancarrota, señalando que fue su lenguaje sencillo y su imagen de madre lo que conectó con una sociedad agotada por la guerra.
Viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro, asesinado en 1978 por su oposición a la dictadura de Anastasio Somoza, Violeta asumió la dirección del diario La Prensa antes de ingresar a la política. En 1979 integró la Junta de Gobierno tras el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), pero renunció un año después por discrepancias ideológicas, marcando su distanciamiento del sandinismo.
Su legado político contrasta con el actual régimen de Daniel Ortega, a quien venció en las urnas y que gobierna el país desde hace 17 años bajo señalamientos internacionales de autoritarismo. “Lideró la transición de la guerra a la paz, sanando un país destrozado”, señaló el académico y activista exiliado Félix Maradiaga.
Barrios de Chamorro falleció en San José, donde residía desde octubre de 2023 para estar cerca de sus hijos, tres de los cuales fueron desterrados por oponerse al gobierno de Ortega. Sus hijos Cristiana y Pedro Joaquín fueron encarcelados en 2021 y posteriormente expatriados; Carlos Fernando se exilió en Costa Rica y dirige el medio Confidencial; Claudia también abandonó el país, aunque se desconoce su paradero actual.
La exmandataria deja un legado complejo: fue símbolo de paz y reconciliación, pero también recibió críticas por las reformas económicas durante su mandato, que provocaron huelgas y descontento social. Aun así, su figura permanece como un referente en la historia política de América Latina.