Buenos Aires. El presidente Javier Milei ha profundizado su ofensiva contra el periodismo en Argentina, generando una crisis sin precedentes en la libertad de prensa. En las últimas horas, el mandatario publicó en redes una canción generada con inteligencia artificial en la que ataca nuevamente a los “ensobrados” —su calificativo habitual para referirse a periodistas supuestamente cooptados o vendidos—, en una estrategia que ya impacta seriamente a escala internacional.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) reportó que Argentina descendió 47 lugares en un año en su índice global de libertad de expresión, pasando del puesto 40 al 87, y advirtió sobre un “giro autoritario” en la conducción del gobierno. La organización documenta ataques verbales constantes, el desmantelamiento de medios públicos, uso discrecional de la pauta oficial y una creciente violencia contra periodistas en manifestaciones.
Desde su llegada al poder en diciembre de 2023, Milei ha insistido en que “la gente no odia lo suficiente a los periodistas” y ha utilizado epítetos como “imbéciles”, “mentirosos” y “despreciables” para referirse a comunicadores, incluso a algunos cercanos a su propio espacio político. La violencia física también se ha hecho presente: el periodista Roberto Navarro fue agredido recientemente y el fotoperiodista Pablo Grillo permanece hospitalizado tras recibir un impacto de gas pimienta en la cabeza.
El fotógrafo Antonio Becerra fue hostigado por Santiago Caputo —estratega principal del presidente— en el Congreso, mientras que camarógrafos y cronistas han denunciado una escalada represiva durante las coberturas de protestas.
La eliminación total de la pauta oficial debilitó a medios independientes, a la par que el oficialismo concentra esfuerzos comunicacionales mediante redes sociales, desinformación y ataques orquestados. Según el periodista Ignacio Campos, esta estrategia busca demonizar a la prensa para atribuirle los costos del deterioro económico. “Vivimos en un estado de confrontación casi bélica en plena democracia”, advierte.
La estigmatización se ha extendido incluso a medios afines al gobierno, que ahora enfrentan censura cuando se desvían del relato oficial. En paralelo, la estafa vinculada a la criptomoneda $Libra amenaza con convertirse en un escándalo de magnitud institucional, mientras el oficialismo lo tilda de “golpe parlamentario”.
Ante este panorama, medios comunitarios y organizaciones sociales han asumido el papel de contrapeso. El abogado José “Pepe” Armaleo sostiene que cada libro abierto o periodista que informa representa una trinchera frente al intento de imponer la resignación social. “La sumisión no es destino: es una decisión, y puede revertirse”, concluye.