Los trabajadores esenciales pueden encontrarse en ocho grupos ocupacionales principales que abarcan la sanidad, los sistemas alimentarios, el comercio minorista, la seguridad, la limpieza y el saneamiento, el transporte, las ocupaciones manuales y técnicas y las administrativas.
En los 90 países en los que se disponía de datos, el 52% de todo el empleo lo realizan tales trabajadores, aunque en los países de renta alta, donde las actividades económicas están más diversificadas, la proporción es menor, el 34%.
Lee también: ¿La flexibilidad laboral es un negocio redondo para los trabajadores y las empresas?
Durante la crisis de la COVID-19, sufrieron en general tasas de mortalidad más elevadas que los otros. Entre las distintas categorías, estas tasas variaron; por ejemplo, los empleados del sector del transporte tuvieron tasas de mortalidad más elevadas que los trabajadores sanitarios. Los resultados revelan la importancia de la seguridad y la salud en el trabajo, así como la presencia de una seguridad más alta en lugares de trabajo formales, con representación colectiva.
Salarios más bajos, horarios más largos y otros déficits
A nivel global, los trabajadores esenciales están sobrerrepresentados en el empleo de baja remuneración, alcanzando el 29% de los que están mal pagados (entendiendo por mal pagado un salario inferior a dos tercios del salario medio por hora).
De media, los trabajadores de los sectores clave ganan un 26% menos que los demás empleados, y sólo dos tercios de esta diferencia se deben a la educación y la experiencia. En los sistemas alimentarios, la proporción de empleados esenciales mal pagados es especialmente elevada, un 47%, y en limpieza y saneamiento es del 31%.