Washington, D.C., marzo 2025 — El gobierno del expresidente Donald Trump ordenó a dos agencias de inteligencia estadounidenses fortalecer sus capacidades de vigilancia satelital en la frontera con México como parte de una ofensiva para frenar la inmigración irregular y combatir a los cárteles del narcotráfico.
La Agencia Nacional de Inteligencia Geoespacial (NGA, por sus siglas en inglés) y la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO), ambas bajo el Departamento de Defensa, han sido instruidas para redirigir sus recursos hacia la frontera sur. Estas agencias, encargadas del control de satélites espía y del análisis de imágenes para el Pentágono y otras entidades de inteligencia, ahora participan activamente en operaciones dentro del territorio continental estadounidense.
Este despliegue se suma a la presencia militar previamente autorizada por el entonces presidente Trump, quien en su momento declaró una emergencia nacional en la frontera. La medida, hasta ahora no reportada públicamente, refleja una creciente militarización en la zona limítrofe.
En respuesta a consultas de la agencia Reuters, la NGA informó haber creado un grupo de trabajo específico para coordinar su apoyo a la misión fronteriza, mientras que la NRO confirmó su colaboración con el Pentágono y la comunidad de inteligencia “para asegurar las fronteras de Estados Unidos”.
La decisión se enmarca dentro de una serie de órdenes ejecutivas promovidas por Trump, centradas en detener el tráfico ilegal y los cruces no autorizados, además de acelerar la deportación de personas en situación migratoria irregular, estimadas en alrededor de 14 millones.
Ni la Casa Blanca ni el Departamento de Defensa respondieron a las solicitudes de comentarios por parte de Reuters.
Aunque Estados Unidos ya emplea inteligencia artificial (IA) y drones para vigilar su frontera sur, esta nueva estrategia busca ampliar el uso de tecnología militar tradicionalmente diseñada para escenarios de guerra en el extranjero. Según fuentes cercanas a la iniciativa, la IA podría ser utilizada para identificar objetos o personas de interés a partir de imágenes satelitales y otros datos.
Expertos en seguridad advierten que este cambio podría enfrentar desafíos legales relacionados con la protección de la privacidad de ciudadanos y residentes legales. La ley estadounidense impide que las agencias de inteligencia espíen a sus propios ciudadanos, aunque existen excepciones dentro de un rango de hasta 100 millas náuticas (aproximadamente 185 kilómetros) desde cualquier frontera, área que abarca ciudades como San Diego o El Paso.
«Si se atienen a la ley, estas agencias solo deberían recoger información del otro lado de la frontera, en territorio extranjero», explicó Paul Rosenzweig, abogado especializado en seguridad nacional y privacidad. “Pero cómo se implementa eso, y si se hace realmente, son cuestiones que requieren supervisión”.
Por su parte, un vocero de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional aseguró que todas las actividades se realizan de manera legal y autorizada, respetando los derechos civiles y la privacidad de los ciudadanos estadounidenses.
Ni la NGA ni la NRO detallaron qué tipo de datos están recolectando ni confirmaron si estas acciones incluyen vigilancia en territorio nacional, alegando razones de seguridad operativa.







