El joven país acoge a unos 460.000 refugiados y recibe una media diaria de 1600 más que huyen de la violencia en la vecina nación del norte. Los refugiados suelen llegar a zonas sin servicios básicos ni oportunidades de empleo o educación. Una encuesta del organismo especializado de la ONU destaca la inseguridad alimentaria como el principal problema de estas personas y las comunidades anfitrionas.
El conflicto en curso en Sudán está exacerbando la ya grave crisis humanitaria en Sudán del Sur para los refugiados y las comunidades que los acogen, afirmó la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
La primera Encuesta sobre Desplazamiento Forzado de esa dependencia -realizada entre abril y diciembre de 2023 entre unas 3100 familias en Sudán del Sur-, encontró que los refugiados y las comunidades de acogida enfrentan desafíos similares que agravan los riesgos de protección y limitan las oportunidades de autosuficiencia.
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Los resultados del sondeo revelaron que quienes se ven obligados a huir a Sudán del Sur a menudo llegan a zonas rurales con servicios básicos limitados, altas tasas de desempleo, falta de oportunidades educativas, infraestructura deficiente y refugios superpoblados.
La inseguridad alimentaria, el mayor flagelo
ACNUR destacó la inseguridad alimentaria como el mayor flagelo entre esas poblaciones. Alrededor del 74% de las familias de refugiados y comunidades de acogida encuestados dijeron haber pasado hambre el mes anterior.
Además, más del 40% de ambos grupos vieron caer sus ingresos de todas las fuentes en relación con el año previo.
La violencia en Sudán ha empujado a miles de personas, muchas de ellas sursudaneses refugiados, a huir de la violencia desplazándose hacia Sudán del Sur, aumentando la población de refugiados en áreas afectadas por violencia intercomunitaria esporádica y servicios sobrecargados.