Unos 55 millones de personas de los pueblos originarios sufren desproporcionadamente los efectos de la crisis del COVID-19, indica la agencia laboral de la ONU, destacando su falta de acceso a los servicios de salud, educación, seguridad social y participación política, además de su sobrerrepresentación en la economía informal y los segmentos más pobres de la población.
En América Latina y el Caribe viven casi 55 millones de mujeres y hombres indígenas, que constituyen el 8,5% de la población, que han carecido históricamente de acceso a servicios básicos y cuya vulnerabilidad se acentuó con la crisis provocada por la pandemia de COVID-19, apuntó este jueves la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
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La nueva publicación de la OIT Panorama laboral de los pueblos indígenas de América Latina señala que la precariedad de los más de 800 pueblos indígenas de la región evidenciada por la pandemia replanteó el desafío de logar una mejor cobertura de los sistemas de protección social.
El estudio destaca la sobrerrepresentación de los pueblos indígenas en la economía informal y en los segmentos más pobres de la población, su bajo acceso al trabajo decente y las dificultades que enfrentan para obtener educación y participar políticamente.