Toluca, Méx. La ciudad vivió una explosión de euforia y alegría que parecía no tener fin. Después de 15 años de espera, los Diablos Rojos celebraron su 11º campeonato con fuegos artificiales, confeti, aerosoles de espuma y una multitud entregada al futbol. El cielo de Toluca se tiñó de rojo, mientras que en la histórica Glorieta del Águila, miles de aficionados siguieron cantando, coreando el himno «Borracho», acompañado de la complicidad de la banda argentina Yerba Brava.
Este campeonato, el primero desde el Bicentenario 2010, significó más que un trofeo para el Toluca; fue la redención de una región futbolera. Con el trofeo en mano, el capitán Alexis Vega, Antonio Mohamed y Paulinho fueron celebrados con ovaciones, no solo por sus logros, sino por representar la identidad del club.
«El futbol y la vida me debían una», expresó Vega, recordando su etapa en el Guadalajara, y añadiendo que ahora, con este título, «me van a tener un poquito de respeto». Más de 30 mil aficionados se dieron cita en el estadio Nemesio Díez, y miles más se unieron a la celebración en las calles, siguiendo el recorrido del autobús de los campeones.
Este trofeo tiene un sabor especial, explicó Jesús Gallardo, «porque enfrentamos al tricampeón y queríamos quitarle esa etiqueta». La celebración culminó cuando los campeones llegaron a la glorieta, iluminada por bengalas, con las imágenes religiosas de los jugadores recorriendo las calles, mientras los comerciantes vendían cervezas, tacos y coronas de cartón para honrar al rey del futbol mexicano.
«Después del 3-0 en la fase regular, El Turco nos dijo que conocía la manera de vencer al América», recordó el uruguayo Bruno Méndez, destacando la táctica utilizada para vencer a las Águilas. Tras tres horas de fiesta, en la parte alta del autobús, los tres mosqueteros escarlatas —Vega, Angulo y Herrera— levantaron la copa, sonriendo, cantando y bailando al ritmo de cumbia junto a todo el plantel.
El momento más emotivo de la celebración fue cuando Vega compartió sus recuerdos humildes del inicio de su carrera, cuando no tenía suficientes recursos para entrenar. «Este trofeo se lo merecían ellos y el patrón, porque fueron 15 años de una larga espera», concluyó, mientras la fiesta seguía encendida con el «Turco» Mohamed, quien, cuatro veces campeón de Liga, celebró la obra maestra que acababa de lograr.