Como cada 23 de septiembre, familiares, vecinos y luchadores se reunieron en Tulancingo para rendir homenaje a Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como «El Santo, enmascarado de plata». En una ceremonia emotiva, los asistentes se congregaron frente a la efigie en la antigua estación de trenes, desde donde «El Santo» partió hacia la Ciudad de México para forjar su legado como ídolo de la lucha libre.
Entre los asistentes había luchadores enmascarados y aficionados, algunos incluso en sillas de ruedas, que desafiaron el frío para honrar al luchador. Durante el evento, representantes de la organización DTU Lucha Profesional Mexicana y jóvenes luchadores también estuvieron presentes para rendir tributo al «maestro del pancracio».
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El homenaje incluyó la colocación de arreglos florales y discursos que destacaron el legado de «El Santo». Sus 52 películas fueron señaladas como fuente de inspiración para jóvenes, alentándolos a practicar deportes y mantenerse alejados de las adicciones.
A pesar de la importancia de la fecha, el Museo del Santo en Tulancingo permaneció cerrado, lo que generó decepción entre los asistentes, quienes esperaban que se abriera para que los niños pudieran conocer más sobre el héroe de la lucha libre.