Keith De Vries sabía que era la única forma de calmar a su hijo.
Como el niño se angustiaba cada vez que salía a jugar a los suburbios de Ciudad del Cabo, Keith pidió ayuda a sus compañeros de equipo. El día del partido, entraban en grupo en casa de la familia De Vries y salían con el bebé, un bote de leche materna, pañales y una muda.
Claramente funcionó.
Aquel niño al que un grupo de defensas, centrocampistas y delanteros aficionados llevaban de un estadio a otro ha crecido hasta convertirse en el segundo máximo goleador de la historia del Auckland City FC, cuatro veces ganador de la Liga de Campeones de la OFC, internacional neozelandés y prácticamente omnipresente en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA™.
Según cuenta Ryan De Vries a FIFA, el fútbol es lo único que ha conocido en su vida. «El fútbol siempre fue algo muy importante en nuestra familia, con papá jugando. Él es uno de 12 hermanos, y mis recuerdos son de reunirme con mis primos en casa de mi abuela y estar siempre jugando; supongo que siempre ha formado parte de mi vida».
FUENTE: FIFA