El domingo 3 de noviembre de 1996, en la Bombonera, se disputó uno de los partidos más mediáticos de la historia del fútbol argentino. El encuentro formaba parte de la décima jornada del Apertura 96: aunque ambos equipos seguían de cerca al puntero, River Plate, no se definía a un campeón ni se retiraba un jugador especial ni se disputaba un clásico especialmente caliente. No.
En realidad, se trataba del primer enfrentamiento como entrenadores entre César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo en plena era de «menotismo» vs. «bilardismo». Ambos salieron campeones del mundo con la Selección argentina y, desde ese pedestal, fueron absorbidos por una tormenta de rumores y enfrentamientos que, a la larga, terminó por esquivar la esencia de dos directores técnicos que conservaban una raíz en común: siempre a los servicios del amor albiceleste para generar una Selección cada vez mejor.
Pero, esa jornada, el mundo del fútbol argentino se paralizó: los entrenadores debieron cerrar las puertas de los entrenamientos previos por el asedio periodístico. Decenas de medios internacionales viajaron a Buenos Aires para cubrir el partido. Antes del encuentro, les preguntaron a ambos si se darían la mano. Los dos respondieron que no.
Al final, Independiente, dirigido por Menotti, le ganó 1 a 0 al Boca de Bilardo. Ninguno de los dos equipos lograría alcanzar a River, el campeón de ese torneo. Un partido insignificante desde los resultados. Gigante en lo simbólico.
Así de grande fue la rivalidad que dividió el mapa futbolero argentino que, con los años, se convirtió en una unidad: mismo color, mismo terreno, mismas dimensiones. Con la muerte de Menotti y la conquista argentina en Catar 2022, la herida parece sellada.
Sin quererlo, casi sin saberlo, de manera natural -y ganadora- Lionel Scaloni, entrenador argentino que cumple 46 años, fue uno de los que ayudó a cicatrizar.
Una pizca de la rigurosidad táctica que alguna vez encarnó Bilardo. Un poco del ‘dejar ser’ de Menotti. Un toque de la obsesión de Marcelo Bielsa. Scaloni, con la mira puesta en el 2024, con el objetivo de la Copa América y las Eliminatorias sudamericanas como puntos altos, no merece comparaciones y tiene su propio nombre y estilo ganado. Pero es cierto que la tercera estrella de la Selección argentina nace de una cabeza que logró combinar lo mejor de cada uno de los entrenadores que, en algún momento de la historia, dividieron al país.
Como Bilardo, Scaloni es obsesivo, está en todos los detalles. Durante la Copa Mundial Catar 2022, antes del encuentro de cuartos de final contra Países Bajos, la prensa sacó a relucir una molestia física de Rodrigo de Paul. En rueda de prensa, el entrenador advirtió sobre la situación: «¿Por qué preguntan por De Paul? El entrenamiento fue a puertas cerradas, no sé si jugamos para Argentina o Países Bajos, no nos interesan las cosas que salgan cuando no hay prensa, me parece que es algo que tenemos que mejorar todos los que formamos parte del entorno de la Selección».
Como el entrenador que ganó la Copa Mundial de 1986 y fue subcampeón en 1990, es un obsesivo táctico. Con la Selección argentina ya clasificada a la final, miró la otra semifinal entre Marruecos y Francia con una idea fija: Di María jugaría por la banda izquierda. «No se lo dijimos a ellos hasta una hora antes del partido y eso creo que fue un poco la clave porque no le dimos ventaja absolutamente a nadie que lo sepa. Hoy en día se sabe todo y a lo mejor esto podía ser contraproducente», dijo Scaloni.
Scaloni explica las claves detrás del triunfo en la final de la Copa Mundial
El director técnico argentino nos ofrece una visión fascinante de la estrategia de su equipo para el duelo contra Francia en Qatar 2022.
El planteo, comenta Scaloni, tuvo tres grandes focos. El primero, la idea de que Francia en realidad jugaba con tres defensores cuando tenía el balón, con su lateral izquierdo (Theo o Camavinga) sumados a la línea de mediocampistas y Koundé siendo una especie de central derecho. Ahí había espacios y una oportunidad. Ahí jugó Ángel Di María.El segundo, la necesidad de tomar el pasillo interno que Antoine Griezmann dominó durante todo el torneo. ¿El encargado? Alexis Mac Allister.La tercera: Mbappé. Cómo marcar el delantero más determinante del mundo. 
Como Menotti, Scaloni es un enamorado de los equipos protagonistas y del juego de posesión. Así lo demostró en el Mundial al ubicar en el campo de juego a un mediocampo plenamente ofensivo, con Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y De Paul, sumado a los ataques de Lionel Messi, Julián Álvarez y el propio Di María (o un cuatro volante). A la larga, fue el entrenador que mejor rendimiento le encontró a la Pulga. A veces, volcado a la derecha. Otras, cerca del mediocampo. Por momentos, a la espera de pelotas filtradas atrás de la zona de volantes centrales rivales. ‘Dejar ser’.
FUENTE: FIFA
 
			 
			
 
                                 
                                





