Los últimos acontecimientos se producen en lo que se considera un nuevo giro del conflicto en el este de la nación africana: la toma de Goma, una ciudad de más de un millón de habitantes, por el grupo armado antigubernamental M23, el cual está respaldado por la vecina Ruanda.
Este hecho, ocurrido tras una ofensiva relámpago de apenas unas semanas, provocó numerosos llamamientos al fin de los combates y a la retirada de las tropas ruandesas, desde la ONU a Estados Unidos, pasando por China, la Unión Europea y Angola.
Varias cancillerías acusadas de hacer la vista gorda ante las acciones de Ruanda fueron atacadas el martes por manifestantes en Kinshasa, la capital del país.
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Antes de la reciente escalada, casi una cuarta parte de los 25,6 millones de habitantes del país se encontraban ya en situación de “crisis” y “emergencia” en términos de seguridad alimentaria, según la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases. En los próximos cinco meses, se espera que 4,5 millones de niños menores de 5 años y 3,7 millones de mujeres embarazadas y lactantes sufran desnutrición aguda en todo el país.







