Muchos hospitales en las ciudades de Alepo, Hama e Ibdil han dejado de funcionar y los que continúan abiertos están desbordados por la llegada de miles de heridos, provocados por el recrudecimiento de una guerra que dura ya 14 años.
La actual escalada de violencia en el noroeste de Siria, vinculada al conflicto más amplio en Gaza y Líbano, ha dejado civiles muertos y heridos, hospitales «desbordados» y un aumento de los ataques al sistema de salud.
La reanudación de los combates la semana pasada, encabezados por el grupo terrorista Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) y otras facciones armadas, ha afectado a partes de las ciudades de Alepo, Idlib y Hama, desestabilizando unas líneas del frente que no habían cambiado desde 2020.
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El portavoz de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Jeremy Laurence, ha informado a la prensa en Ginebra de «una serie de incidentes extremadamente preocupantes que han causado múltiples víctimas civiles, incluido un elevado número de mujeres y niños, derivados de ataques tanto de HTS como de las fuerzas progubernamentales».