El huracán Beryl, de categoría 4, tocó tierra el 3 de julio, dejando un reguero de destrucción en el corazón agrícola de Jamaica. Se calcula que causó daños por valor de 6.500 millones de dólares y afectó a unos 45.000 granjeros de las parroquias sureñas de Clarendon, Manchester y Saint Elizabeth.
Beryl descargó su furia sobre las granjas, diezmando cultivos básicos como plátanos, ñames, mandioca, árboles del pan, akí, mangos y plátanos. Las industrias pesquera y ganadera también sufrieron importantes pérdidas. Para agravar los problemas en el sur de Jamaica, el servicio eléctrico sigue interrumpido, ya que algunas líneas aún necesitan reparación.
Nakaya, un granjero de 44 años, recuerda los aterradores momentos en que el huracán arrasó su pueblo. «Cuando se puso muy fuerte, metí a mi madre debajo de la cama. Me estremecí un poco cuando me arrancó el techo y lo único que vi fue agua y el cielo», cuenta. Nakaya perdió su sustento, incluidas las 100 gallinas que mantenían a su madre de 67 años, enferma de Parkinson. Ahora, con tan sólo las paredes de su casa en pie, está decidido a reconstruirla y buscar ayuda.
			
                                
                                





