Ciudad de México. El polvo interestelar, compuesto por diminutas partículas sólidas que flotan en el espacio, “no es un simple residuo cósmico, sino una pieza esencial en la formación de estrellas, planetas y, en última instancia, de las condiciones que hacen posible la vida”, afirmó Ary Rodríguez González, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la conferencia Barriendo el polvo interestelar, el especialista subrayó que este material juega un papel determinante en el colapso de las nubes de gas que abundan en los brazos espirales de las galaxias, donde se gestan nuevos sistemas estelares. “Sin este polvo, la cantidad de estrellas y planetas en el universo no sería la misma”, explicó.
El papel del polvo cósmico
El investigador destacó que, además de intervenir en la formación estelar, el polvo interestelar transporta elementos químicos a lo largo de la galaxia, contribuyendo a su homogeneidad. También absorbe y dispersa la luz, lo que plantea retos para la observación astronómica, pero es esencial para el enfriamiento de las nubes de gas, condición necesaria para el nacimiento de nuevas estrellas.
Rodríguez González recordó que la existencia de este material se conoce desde hace más de un siglo. Astrónomos como William Herschel y Robert Trumpler, en los siglos XVIII y XX, respectivamente, fueron de los primeros en observar regiones oscuras y la atenuación de estrellas, fenómenos que hoy se entienden como resultado de la presencia de polvo interestelar.
Origen y estudio
El polvo está compuesto por partículas más pequeñas que un grano de arena, con dimensiones de entre 0.001 y 0.1 micrómetros. Se forma en las atmósferas de gigantes rojas y en supernovas, y es expulsado al medio interestelar mediante vientos estelares a velocidades supersónicas.
“Gran parte de nuestro trabajo consiste en hacer simulaciones numéricas para reproducir cómo se expanden estos gases y cómo enriquecen químicamente diferentes zonas de la galaxia”, detalló Rodríguez.
El investigador resaltó que herramientas de última generación, como la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) del telescopio James Webb, permiten observar con gran detalle las estructuras creadas por el polvo interestelar y abrir nuevas perspectivas para entender la evolución del universo.