Mar del Plata, Argentina — Cientos de miles de personas en Argentina y el mundo siguen hipnotizadas la transmisión en vivo de una exploración científica sin precedentes en el Atlántico Sur, donde un robot submarino muestra fauna marina nunca antes vista a casi 4 mil metros de profundidad frente a la ciudad de Mar del Plata.
La misión, denominada Oasis Submarinos del Cañón de Mar del Plata, es una colaboración entre científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y el Instituto Schmidt Ocean de Estados Unidos. Desde el buque oceanográfico Falkor (too), se controla el robot SuBastian, equipado con cámaras de alta definición, brazos robóticos y sensores para recolectar muestras en un entorno submarino desconocido.
La transmisión, disponible en YouTube y recientemente también en televisión, se ha convertido en un fenómeno viral. Supera el millón de visualizaciones diarias desde el jueves pasado, gracias a la interacción directa entre los científicos a bordo y los internautas, quienes participan activamente a través del chat en tiempo real.
“Que cualquier persona pueda conectarse desde su casa y ver en vivo lo que estamos viendo nosotros es una oportunidad única”, señaló Daniel Lauretta, director de la expedición. “La ciencia deja de ser algo lejano o inaccesible, y se vuelve parte del día a día”.
La iniciativa, que concluirá el 10 de agosto, ha revelado especies nunca antes registradas en la zona, como corales de agua fría con colores similares a los del Caribe. Los investigadores explican que esta biodiversidad es posible gracias a la convergencia de las corrientes de Malvinas y de Brasil.
Aunque la experiencia científica ha generado entusiasmo, también ha puesto en evidencia el difícil contexto del sistema científico argentino. El Conicet, principal organismo de investigación del país, enfrenta una severa crisis de financiamiento bajo la administración del presidente Javier Milei. Según datos oficiales, su presupuesto cayó 21% en el último año y los salarios se han reducido hasta en un 35%, lo que ha provocado la salida de numerosos investigadores.
“Que se esté produciendo este furor es como un faro de luz”, comentó Tomás Atilio Luppi, biólogo del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras del Conicet. En los chats del canal de YouTube, los mensajes de apoyo no se hacen esperar: “¡Viva el Conicet!”, escriben los usuarios, en una muestra de respaldo popular a la ciencia en tiempos de austeridad.
La transmisión continúa activa y ha permitido a la audiencia descubrir criaturas inéditas y paisajes que, hasta ahora, solo podían imaginarse. La expedición no solo amplía los horizontes de la ciencia marina, sino que ha encendido el interés ciudadano en el conocimiento, pese al difícil contexto presupuestario.