El gobernador de Texas, Greg Abbott, ha declarado firme su intención de continuar implementando medidas estrictas para controlar la migración irregular, incluido el arresto de migrantes y la construcción de barreras físicas en la frontera. A través de sus redes sociales, Abbott argumentó que la Constitución de Estados Unidos ampara el derecho del estado a protegerse de lo que él denomina una «invasión».
Esta declaración surge en medio de un escrutinio legal por parte del juez David Ezra, quien expresó escepticismo sobre la legalidad de las acciones del estado para arrestar a migrantes bajo la legislación actual, sin emitir aún un fallo definitivo. En una audiencia reciente, Ezra cuestionó la justificación de guerra que Texas parece adoptar para respaldar sus acciones.
Abbott, sin embargo, se mantiene desafiante, citando la historia temprana de Estados Unidos y figuras como James Madison y John Marshall para justificar las medidas de seguridad fronteriza del estado. Según Abbott, estos precedentes históricos apoyan la capacidad de Texas para usar su milicia en respuesta a lo que considera amenazas similares a las enfrentadas por los estados en los primeros años de la nación.
El gobernador hizo especial énfasis en los desafíos actuales que, según él, representan los cárteles mexicanos operando cerca de la frontera, describiéndolos como una fuerza paramilitar que justifica la respuesta de Texas. Con estas medidas, Abbott afirma que el estado está cumpliendo con su «obligación de securizar la frontera», pese a las preocupaciones legales y las críticas por posibles violaciones de derechos humanos.
La posición de Texas en este asunto subraya la tensión entre las políticas estatales y federales respecto a la migración y la seguridad fronteriza, en un momento en que el debate sobre cómo gestionar la llegada de migrantes a Estados Unidos sigue siendo un tema divisivo en la política nacional.