Washington y Nueva York. El caso de Jeffrey Epstein volvió a sacudir la política estadunidense luego de que el Congreso, controlado por los republicanos, aprobó por amplia mayoría obligar al Departamento de Justicia a divulgar los archivos relacionados con el financiero, acusado de tráfico y abuso sexual de menores durante décadas. La medida supone un revés para el presidente Donald Trump, amigo del magnate en el pasado, y abre la puerta a potenciales consecuencias políticas.
El mandatario y sus aliados habían intentado bloquear la difusión de los documentos, denuncia que acompañaron con señalamientos de que se trata de un complot impulsado por sus opositores demócratas. Sin embargo, ante la presión de sus bases y la disidencia dentro del Partido Republicano, Trump modificó su postura y expresó que avalará la publicación de los materiales, aunque con condiciones.
Las víctimas de Epstein y Ghislaine Maxwell —condenada a 20 años por su participación en la red— asistieron a la sesión de la Cámara de Representantes y celebraron el resultado: 427 votos a favor y uno en contra. La iniciativa obliga a revelar “todo documento no clasificado, comunicaciones y materiales de investigación” vinculados al caso, incluidos registros de vuelos, correos electrónicos, notas internas y cualquier información sobre personas o entidades relacionadas con el financiero.
Horas después, el Senado también aprobó la medida y la envió al presidente para su promulgación. No obstante, defensores de las víctimas advierten que el proceso podría ser lento y que las condiciones añadidas por legisladores afines al mandatario podrían limitar ciertas revelaciones.
Epstein, quien murió por suicidio en prisión en 2019 mientras esperaba juicio por abuso de menores, mantenía vínculos con figuras de alto nivel en la política, las finanzas y los medios. Entre los documentos ya divulgados, el nombre de Trump aparece con mayor frecuencia que el de cualquier otro personaje, además de múltiples fotografías y videos en los que aparece junto a Epstein, Maxwell y mujeres jóvenes.
El presidente ha reiterado que rompió su relación con Epstein en 2005 o 2006, al considerarlo “un perverso”. Sin embargo, correos electrónicos del archivo incluyen afirmaciones del propio Epstein asegurando que “Trump sabía de las chicas”. Trump, además, ha sido acusado por más de 20 mujeres de hostigamiento y agresiones sexuales.
Otras figuras mencionadas en los documentos previos son el ex presidente Bill Clinton; el estratega derechista Steve Bannon; el inversionista Peter Thiel; periodistas de The New York Times; empresarios de Wall Street y ex directivos como Leslie Wexner, fundador de Victoria’s Secret, y Leon Black, de Apollo Capital Management. En el ámbito internacional, uno de los casos más notorios ha sido el del príncipe Andrés, quien perdió privilegios reales tras su relación con Epstein. Recientemente, Lawrence Summers, ex secretario del Tesoro y académico de Harvard, anunció su retiro de la vida pública por la “vergüenza” de su vínculo con el financiero.
Las repercusiones políticas del caso comienzan a manifestarse. Dentro del Partido Republicano surgieron voces que demandan la divulgación total de los archivos, entre ellos los legisladores Thomas Massie y Marjorie Taylor Greene, hasta hace poco estrecha aliada del presidente. Greene, crítica de la creciente atención del gobierno a temas internacionales, ha llamado a centrarse en asuntos como inflación y desempleo. Trump retiró su respaldo político hacia ella, pero la legisladora mantuvo su postura.
Massie, quien también ha sido objeto de ataques del presidente, impulsa además iniciativas bipartidistas para restringir acciones militares en Irán y Venezuela sin autorización del Congreso, lo que revela una fractura incipiente en el bloque republicano.
La divulgación completa de los archivos podría pasar de escándalo a crisis política si surgen nuevos elementos comprometedores. Pero expertos advierten que intentar frenar la transparencia podría ser aún más dañino, recordando que las crisis más profundas en Washington no suelen detonarse por las revelaciones, sino por los intentos de encubrimiento.







