Ciudad de México.– A partir del 1° de noviembre, los camiones medianos y pesados importados a Estados Unidos enfrentarán un arancel del 25 por ciento, anunció el presidente Donald Trump a través de su red social Truth Social.
La Casa Blanca justificó la medida por “razones de seguridad nacional”, asegurando que busca proteger a los fabricantes estadounidenses de la competencia extranjera, en particular a compañías como Peterbilt, Kenworth, Freightliner y Mack Trucks.
Trump ya había sostenido que los gravámenes buscan “defender la producción nacional” ante lo que considera “competencia desleal”.
La decisión se produce pese a los acuerdos comerciales alcanzados con Japón y la Unión Europea, que establecen un arancel del 15 por ciento para vehículos de carga ligera. Aún no está claro si esa misma tasa se aplicará a los vehículos de mayor tamaño.
Además, la administración estadounidense permitirá deducir el valor de los componentes fabricados en Estados Unidos del monto de los aranceles pagados por vehículos ensamblados en México y Canadá.
Los nuevos gravámenes abarcan una amplia gama de unidades, desde camiones de reparto, autobuses escolares y de transporte público, hasta tractocamiones y semirremolques.
De acuerdo con la Administración de Comercio Internacional de Estados Unidos (ITA), México es el mayor exportador de camiones medianos y pesados al mercado estadounidense. Las importaciones desde territorio mexicano se triplicaron desde 2019, alcanzando alrededor de 340 mil unidades en la actualidad.
Según el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), estos vehículos están exentos de aranceles si al menos 64 por ciento de su valor proviene de América del Norte, incluyendo motores, acero, ejes o mano de obra de ensamblaje.
Sin embargo, la nueva disposición de Trump podría afectar directamente a los fabricantes mexicanos, incluso aquellos que cumplen con las reglas de origen del T-MEC.
El gobierno mexicano manifestó su oposición a los aranceles, argumentando ante el Departamento de Comercio estadounidense que los camiones fabricados en México contienen, en promedio, 50 por ciento de componentes de origen estadounidense, incluyendo motores diésel.
La Cámara de Comercio de Estados Unidos también advirtió que los nuevos impuestos podrían perjudicar a aliados estratégicos, al recordar que los principales exportadores de camiones a ese país —México, Canadá, Japón, Alemania y Finlandia— “no representan una amenaza para la seguridad nacional”.
El impacto podría extenderse a grandes productores automotrices. Stellantis, matriz de Chrysler, que ensambla camionetas Ram de servicio pesado en México, había solicitado a la Casa Blanca no imponer aranceles adicionales.
Asimismo, el Grupo Volvo construye una planta de 700 millones de dólares en Monterrey, que comenzará operaciones en 2026, y cuyo modelo de exportación está dirigido principalmente al mercado estadounidense.
En 2024, Estados Unidos importó 128 mil millones de dólares en autopartes para vehículos pesados desde México, equivalente al 28 por ciento del total de sus importaciones en ese rubro.