Es necesario mejorar la eficiencia del uso del nitrógeno en la agricultura y la ganadería para reducir los daños a la salud humana y medioambiental, ya que su empleo inadecuado puede dañar gravemente la calidad del aire, el agua y el suelo.
Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre el uso del nitrógeno en la agricultura muestra tanto la necesidad de este fertilizante para darnos de comer a todos como los retos que plantea a nuestra salud y a la del planeta.
La gestión sostenible del nitrógeno “es crucial” para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030, en particular para acabar con el hambre, mejorar nuestra salud y preservar el agua potable, entre otras metas, afirman los autores del informe.
“La eficiencia en el uso del nitrógeno ha mejorado en los últimos años, lo que resulta alentador. Sin embargo, aún queda mucho por hacer”, declaró Thanawat Tiensin, subdirector general y director de la División de Producción y Sanidad Animal de la FAO.
El nitrógeno es un componente esencial de los alimentos, sobre todo de los aminoácidos y proteínas necesarios para el crecimiento de plantas, animales y seres humanos. Sin embargo, su uso inadecuado, puede dañar gravemente la calidad del aire, el agua y el suelo, provocar la pérdida de biodiversidad y agravar el cambio climático.
En el último siglo han aumentado los fertilizantes nitrogenados, lo cual ha contribuido significativamente a mejorar la producción agrícola y a reforzar la seguridad alimentaria y la nutrición, de una población mundial cada vez más numerosa.